viernes, 6 de abril de 2012

Tepehuano



La luz entra sin el filtro del esmog y la contaminación, sin el color gris del asfalto y la ciudad. Siento como el azul intenso inunda mis pupilas y por instantes creo que mis ojos pardos se tornan del mismo color.

El viento, canción milenaria, esta saturado de nada. Lleva la eternidad en su sonido limpio de cláxones y sirenas. Transporta el canto de los pájaros que se ocultan entre las mismas ramas de los arboles que lo hacen sonar.

Es tal  el encanto de las aguas  de este río, que los pobladores dicen que quien bebe de él se queda a vivir aquí. Yo sólo se que sin duda volveré...