Ataca con ponzoña como las serpientes. Silencioso y
repentino ataque. Es su jodida mañana de no hablar claro. Tenía razón papá
cuando le decía que sus ojos eran de víbora. Pero a alguien tiene que atacar,
sacar un poquito del odio que guarda para sí misma, no importa si es extraño o conocido.
Le gusta pasear por entre los cardenches, que con sus
espinas en forma de gancho se atoran y
le arrancan pedazitos de piel y carne. Es su masoquismo una forma de
suicidio parcial.
Le gusta dañar y que le dañen.
Busca pareja sexual entre la oscuridad y la luz neón del desierto. Engañosa y seductora se mueve
lenta y cadenciosamente lista para ligar. La presa es disfrutada en la
actividad sexual y abandonada al instante. Puede ser esta una forma de alimentarse y de postergar su vida y
sufrimiento. Guarda gusto por lo estético,
vano y efímero, lo cual se ve reflejado en la elección de sus presas. Dicen
que nunca vuelve a repetir
Siente desdén por la vida y es que no le importa mucho lo
mundano, por eso se la pasa mirando por la ventana en dirección hacia el cielo
cuando viaja en el camión, con los audífonos en los oídos y la imaginación a
kilómetros de allí.
Se ha vuelto la traición constante de vida. Traicionada por
amigos, amores y por ella misma. Desde
el momento en que se falló supo que nadie podía volver a respetarle y ha
convertido a la traición en estilo de vida. “Traicióname que yo te traicionare”.
Otras veces se recluye en si habitación. Abandona a todos y
ella misma. Dedica largas horas a la contemplación y placer propio. Alimaña que
se refugia del insoportable calor, corre y se esconde bajo una roca.
No hay el agua suficiente en este yermo paraje para que se
vea reflejada en su totalidad, por eso busca verse reflejada en los ojos ajenos y es solamente allí
que puede descubrir su forma y su color.
A veces un pez que nada en esta laguna seca, a veces el
pajarillo que canta en el campo yermo, a veces la suculenta altanera que toma
el sol en el monte, a veces una roca milenaria en el cerro. Criatura desértica, hija de la soledad y la insolación, del
agua que falta, del sol que sobra, del aire seco, las tolvaneras y el polvo.
Tan extremosa como el clima, tan particular como el origen de la región.