lunes, 12 de abril de 2010

La bicicleta azul


Montado en esa bicicleta azul, es que me doy cuenta de las proporciones de su dueño. Mis pies apenas si alcanzan los pedales y aunque me poso sobre el asiento parece que no me sirve de mucho. La bici también es pesada, allí se me revela otra característica del poseedor, debió ser fuerte también.


Es una mañana fresca de abril, y paseo feliz, debería hacer esto mas seguido, pienso. Recorro las calles en la bicicleta y es tan grande incluso en proporción a las demás que seriamente me cuestiono si dicho transporte no perteneció a un gigante. Paso junto a la gente, los automóviles, las casas, los demás ciclistas y de repente me siento como un caballero en su elegante corcel, cierto la bici es vieja, pero es tan grande que me siento montado en un valeroso caballo azul… ¿azul? Si, un azul desgastado por los años, un azul melancólico, se me antoja a mí.


Por la mañana me puse mi boina verde y salí a pasear en la bici, hacia cuanto que no paseaba en bici?...  Acelero y siento la brisa en mi cara, el olor a mañana nueva, el canto de los aves, los sonidos de la gente despertando, el bostezo de la ciudad que despierta. Y siento una ganas inmensas de reír, de celebrar porque estoy vivo, de gritar, de saludar a todo mundo, no quiero parar, no quiero bajarme nunca y que esta mañana se vuelva eterna, que sus olores y sonidos queden intactos.


Pero hay algo que me acongoja, me pongo triste al recordar al gigante que alguna ves la condujo… y me pregunto donde estará? Recluido en su casa se encuentra el gigante, el coloso vive donde siempre vivió, en el barrio mas viejo de la ciudad, con sus casonas de adobe y de patio en medio. Pasando la puerta y todo el zaguán con sus macetas, hasta el fondo de la casa, donde siempre tuvo su taller, allí esta el coloso que nunca descansa.


Pero porque ya no usa su bicicleta? Porque el titán perdió fuerza, la edad lo ha minado y ya solo le queda una pierna. Lloro al ver tan desgarradora imagen, al hombre venido a menos… dónde quedo su fuerza? Pero la fuerza física es lo único que ha perdido, porque aun en esa silla de ruedas conserva su altivez, si bien ya no es aquel gigante y cada día lo veo mas pequeño (porque mientras yo crezco el decrece) mi abuelo sigue igual, su carácter sigue inmutable a pesar de las circunstancias, su coraje no se fue, sus ganas de vivir no desaparecieron, la valentía no se esfumo, su generosidad aumento, el sigue allí ; “Los árboles mueren de pie”


Enjuago mis lagrimas y me siento feliz por aun tenerlo… cambio de dirección y voy al mercado, una frutas le caerán bien, el siempre llevaba frutas los domingos para llenar de dulzura las panzas de sus nietos. Un kilo de guayabas, medio de manzanas, algo de peras… llego al barrio mas viejo de la ciudad, y desde la puerta, atravesando el zaguán con sus macetas y hasta el fondo, puedo ver al gran hombre aun intentando trabajar en el patio, bajo una techumbre de lamina donde por muchos años fue su pequeño taller… grito desde la entrada Tata!! El sonríe, levanta la mano y me invita a pasar.





jueves, 8 de abril de 2010

Raíces



La familia de mi padre es la típica familia disfuncional mexicana: hijos fuera del matrimonio, fiestas que terminan con borrachos que pelean, divorcios, gente que se junta (que viven juntos, pero no necesariamente casados) y se separa, la esposa golpeada… el hombre macho macho que debe llevar la rienda, la mujer que llora a escondidas, la bebida, la muerte, la cárcel… el negocio que es familiar, y cuando se trabaja en familia los problemas que surgen.

Cuando leí ese gran libro que es” 100 años de soledad”, no pude evitar comparar a los Buendía con la familia de papá… Relaciones que se repiten, nombres que nunca mueren, como 10 personas (entre hijos, nietos, sobrinos, bisnietos) con el nombre del Abuelo (padre de mi padre). Están los que han tenido mas de una esposa y una que otra concubina, y el nombre maldito, ese que parece arrastrar cierto karma que orilla al poseedor de dicho nombre a una muerte prematura… si algún día tengo un hijo no le pondré Raúl, pues han sido varios los que llamándose así no superan la edad de 50 años…

Todo este realismo mágico que viene en mi sangre me hizo recordar el de aquella familia que describe García Márquez, la promiscuidad, el misticismo, la religión, los torbellinos, la constante que es la muerte…


La familia de mi madre es la típica familia tradicional mexicana: comida en casa de los abuelos el domingo, reuniones en días festivos; toda la familia unida, una red interconectada que transmite con claridad los acontecimientos del otro: “supiste que el hijo de tal, no llego a dormir anoche a su casa”. A veces se cae en la mojigatería y la hipocresía: “Una familia BIEN no se puede permitir ciertos deslices”

No hay que causar escándalos, lo  penoso que pueda pasar se queda en la cocina, donde las mujeres hacen los guisos que tanto nos gustan y se cuentan los chismes del día a día. Los hijos de las tías (las mías) no deben tomar el alcohol es de licenciosos y no se hable de drogas que eso es del diablo, como también es pecador el que tiene sexo pre marital, y si se tiene es mejor ocultarlo…

Y de las dos familias naci yo… la oveja negra por las dos partes, a veces siento que no encajo en ninguna, demasiado consciente para la de mi padre, demasiado liberal para la de mi madre. No soy el hombre que busca la familia de papá, no soy machista, ni me empeño en demostrar la masculinidad… no soy bien portado como quisiera mi mamá, a veces me embriago y he consumido drogas… he tenido sexo antes del matrimonio, con hombres (que divertido!!). Tal vez lo único que me salve, es mi discreción, el hecho de que nadie se entere de lo que pasa en realidad en mi vida, que nadie sepa mis vicios y virtudes… que solo vean en mi a alguien mas, parte de la familia que no se inmiscuye en los asuntos de otros, que pasa casi desapercibido, callado y alejado, viendo y describiendo lo que son y no se han dado cuenta…


Muchas veces me he sentido el mas cuerdo en mi propia casa, será porque me alejo de todos y no quedo en medio de la acción... no me dejo llevar. Veo desde lejos a todos y encuentro como entorpecen su vida, como se dejan llevar por la pasión, yo mas sano, guardo distancia, analizo, pienso y actuó con precisión… es increíble como me puedo sentir tan lúcido… cuando hay días que pienso que el único demente soy yo.

martes, 6 de abril de 2010

Las palabras ( o la falta de ellas)


Hubo un tiempo, una etapa, en que podía escribir todo. Los sentimientos mas complejos, los ratos felices, los relatos tristes, todo salía en palabras, con una precisión que asustaba. Con la capacidad de transmitir lo que se quería, el mensaje llegaba puro al destinatario- lector.

De aquellos años quedan 2 cuadernos, uno por cada amor, uno por cada persona de las que me he enamorado, con sufrimientos y gozos, el primer cuaderno es de Camila, aquella a quien tanto quise cuando entre a la prepa. El primer amor, 14-15 años, salidito de la secundaria, esa etapa que pasa sin pena ni gloria.

Es raro ahora recordar a Camila, recordar cuanto la quise, ahora si apenas atraen mi atención sexual las mujeres, algo habrá tenido aquella que quise tanto, o era yo el qué era diferente? Una relación que duro realmente poco, como tal, fue mas el tiempo de amigos y de andar “quedando” que lo que duro nuestro amor, sin embrago te recuerdo con cariño.

El segundo libro guarda el nombre de la primera y única persona a la que he amado, mi Mati amado, con tus aventuras a mi lado, mis penares por no tenerte mas que como a un  amigo, tantos años de ti enamorado, y ahora que te veo me das un poco de lástima… como se puede estar tan perdido en esta vida. Perdición, es una palabra que parece constante en mi vida, muchas veces me encuentro perdido, desubicado, donde estoy parado ahora mismo??

Si con alguien sufrí fue contigo, porque te era imposible amarme como yo lo hacia, sin embargo me amabas, recuerdas ese día en que me lo dijiste? Fue la única vez que las palabras han valido tanto, que han tenido un significado real. Contigo querido Matías pase tantos momentos de alegría, tantas borracheras, fiestas, desmadre… pero lo que mas aprecio es haber sido yo, fue durante ese romance, que me descubrí como lo que era, que los amigos que importaban me aceptaron y que podía andar por  la vida sin necesidad de ocultar, sin necesidad de ponerme una mascara que no me pertenecía.

Un tercer libro no hay, a ti mi querido Niki, ya no te toco libro, ya no te quedaron tantas palabras, sin embargo de ti y de mi quedaran vestigios en este blog que trato de escribir. Ya no quedaron letras para ti, pero aun así te quiero.

No se que fue lo que pasó, tal ves los sentimientos superaron a las palabras y ya no soy capaz de describir todo lo que sucede conmigo o a mi alrededor. Tal vez mis palabras ya se gastaron, ya no son suficientes, tal vez necesite ampliar mi vocabulario porque todo lo anterior se ha juntado… lo que alcanzo a ver, es que las palabras ya no valen tanto como las acciones…