martes, 2 de agosto de 2011

Naves

Joel y Ramiro son amigos, se conocen desde los 15 años. Esa etapa de la vida en la que nada está claro, ni definido. Todo parece una imagen borrosa, no hay líneas que den forma, es como un reguilete, donde todos los colores se mezclan. No hay fondo ni figura.

Joel es hijo único, con una madre soltera demasiado ocupada en atender a otros, a todos, menos a él y ella misma. Desde pequeño ha estado solo, su compañía su abuelo y a veces los chicos del barrio. Callado, desarrollo una personalidad interesante, algo irreverente. En su mirar se nota su necesidad de amor, como la que ponen los cachorritos cuando quieren ser adoptados. Triste y melancólico.

Ramiro viene de una familia “bien”, su padre es diputado, su madre ama de casa. En su familia cenan juntos los fines de semana, van al club los domingos y a eventos importantes. En realidad nadie se mete mucho en la vida de los otros. A veces son solo un gran retrato familiar andante. Como en el retrato, nadie más puede ver ni sentir lo que hay detrás de cada uno de ellos.

Se conocieron en la preparatoria y de manera inmediata congeniaron. A pesar de ser tan diferentes, Joel es algo problemático, tiene déficit de atención e hiperactividad. Ramiro es quien saca las mejores notas en el salón, todos lo ven como el chico perfecto,  pero él se siente solo.

Se hablaron durante un receso, Ramiro buscaba llegar al laboratorio y paso por la parte más lejana de la escuela, allí estaba Joel armando un porro. Al verlo hacer esto, Ramiro sintió vergüenza y quiso darse la vuelta sin ser visto. Pero era demasiado tarde y Joel le llamo, le dijo que si fumaba “moys” y le tendió el porro ya encendido.

Ramiro apenas si había fumado algunos cigarros franceses con los hijos de otros políticos en una de esas fiestas aburridas, sin embargo  acepto. Platicaron mientras fumaban, se olvidaron de la clase y entraron hasta la siguiente. Llegaron al salón con los ojos rojos, la boca seca y unos cuantos dulces que compro Joel en la cafetería. Ramiro nunca había experimentado nada así. Aun después de que paso el efecto del humo verde, se sentía limpio, lucido, sobrio.

Ambos se hicieron amigos, todo el mundo hablaba por los corredores, incluso los maestros cuestionaban tan extraña amistad. Los dos encontraron una gran compañia en el otro, algo que en toda su vida no habían sentido. Ramiro le pasaba los exámenes a Joel, le ayudaba en sus tareas y practicas. Joel le enseñaba a andar en patineta, nueva música y le llevaba a toquines undergrund que había en la ciudad.

Eran jóvenes y felices, felices por la marihuana y las pastillas que compraban. Pasaban todas las tardes juntos, en el parque, en los centros comerciales, vagando por las calles de su pequeña ciudad.

Un día Joel invito a Ramiro a su casa, después de dos años este nunca la había conocido, así que se puso feliz. Cuando iban a fiestas era común que Joel se quedara en casa de los Peña, después de una noche de borrachera terminaban abrazados en la cama de Ramiro, haciéndose mimos o jugando a las luchitas. Pero nunca habían pasado la noche en casa de Joel.

Joel vivía en una pequeña villa cerca de la ciudad, en una casa vieja y bastante humilde. Ramiro dedujo que tal vez a Joel le daba vergüenza y por eso nunca lo había invitado. Esto se confirmó cuando el mismo Joel le confesó sentir un poco de vergüenza al comparar su casa con la de su amigo.

Ese día salieron al campo montados en las bicis. Recorrieron maizales y robaron algunos elotes, tomaron fotografías, fumaron “mota” su droga favorita, se bañaron desnudos en el río, jugaron y corrieron.

A la mañana siguiente al despertar, Ramiro no encontró a Joel. Sólo una nota que anunciaba que llegaría hasta las 12 del medio día pues había ido por algunos encargos del abuelo. Ramiro se quedó un rato en la cama, semidesnudo sólo con su bóxer puesto, como siempre dormía con Joel. Sintió un poco de curiosidad y se puso a husmear en los cajones de ese cuarto que por adorno tenía un grafiti con colores fluorescentes en la pared.

Encontró libros y libretas de la escuela, un cuaderno de dibujo con las imágenes que pintaba Joel, latas de pintura, papeles viejos, tiquetes, envolturas de dulces y dulces rancios. Cuando llego al armario no pudo evitar la tentación de tomar su camisa verde, esa que a su amigo le hacía ver tan guapo. La tomo entre sus manos, la olio, deleitándose como si se tratara de una flor o un pastel recién orneado, y se la probó. Ponérsela fue como sentir en su piel la suavidad de la piel de Joel.

Con la camisa puesta busco más y encontró unos calzoncillos tirados, se quitó los suyos y se puso los de Joel. Encendió un porro que habían armado la noche anterior y se recostó en la cama. Oía un suave blus cuando comenzó a tocarse. Primero el cuello y su nuca, luego su joven pecho. Tuvo especial atención en sus pequeños pezones, rosas y erectos. Bajo por su vientre hacia su ombligo y se detuvo antes de tocar más abajo. Finalmente metió la mano entre su ropa interior y sintió el calor que provenía de su sol. Sintió cosquillas al tocar el fino pelambre que apenas le crecía en la zona erógena. Y se imaginó a Joel: joven, fuerte, cariñoso, con su mirada eternamente triste. Se imaginó su árbol de la vida, firme, erecto, caliente, palpitante de amor; y comenzó a masturbarse. Primero lentamente, después rápido, aumento de ritmo como su respiración. Al final termino en el bóxer de su amigo, el cual quedo lleno de semen blanco y caliente, como la espuma del mar.

Avergonzado y un poco cansado Ramiro se levantó de la cama y se puso su ropa. Justo a tiempo, pues Joel llego con comida y unas “naves” para armarse un porro, unas naves para viajar al infinito. Ramiro no dijo nada mientras veía como Joel enrollaba la hierba en el papel arroz, y armaba ese cohete que les haría viajar juntos, Ramiro volvería a viajar con su amor, aunque este viajaba tan lejos, que ni se enteraba.





6 comentarios:

  1. Me gusto mucho tu cuento, dale seguilo lo voy a estar leyendo. Cuidate. Charlie Bs. As.

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  2. No sé porqué me imaginé q terminaria con algo así jeje... muy buena historia... aunqe, un poco de accion no hubiera estado nada mal jojo =$

    Cuidate...!!!
    Un abrazo*

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  3. Pense que acabaría de otra forma, quizas los dos en la cama pero haciendo otras cosas. Duro puede llegar a ser amar a alguien tan cercano y no poder decirle ni demostrarselo más ampliamente. Que cosas, tan diferentes, pero tan complementarios.

    Un beso MLM

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  4. Muy buena historia, por desgracia no dice que lleguen a estar juntos... Hubiera sido bueno que se enamoraran, besaran o minimo tocaran el uno al otro, pero supongo que por algo no fue.

    Escribes genial, pausado y con muchos detalles espero ver otra historia pronto.

    Cuidat mucho, Adeu...

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  5. y entonces el diputado contrató a un investigador privado para saber en donde había pasado la noche su hijo y al descubrir el grado de amistad que había entre su hijo y el chico pobre mandó asesinar a toda la familia, pero el abuelo de Joel que era un distribuidor de hierba y otras cosas, descubrió a tiempo a los asesinos y escapó con Joel a los Estados Unidos donde volvió a reencontrarse años después con Ramiro quien fue enviado a estudiar allá por los problemas de drogadicción que hacía tener constantes enfrentamientos con su padre ahora gobernador del Estado y por tanto para la opinión pública convenía más tener lejos a ese hijo paria, ya en USA, Joel y Ramiro dieron rienda suelta a un amor desenfrenado y a una patética adicción que tarde o temprano los llevó a la muerte pero juntos....

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  6. Apasionante historia, como todas las tuyas.
    Tu me haces volar, sin necesidad de hierbas verdes.
    Eso de 'su árbol de la vida' me encanto bastante. Perdona sí lo uso a partir de ahora y para siempre.

    Paz, Amor y Alma ♥

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simplemente gracias por comentar