"Eres un pez de aguas profundas. Ciego y luminoso. Nadas en aguas turbulentas con la rabia de la era moderna, pero con la frágil poesía de otros tiempos."
martes, 22 de octubre de 2013
Pueden amar
Qué ingenuos y egoístas somos al creer que el amor es cosa de juventud. Que sólo los jóvenes son capaces de enamorarse y establecer relaciones de noviazgo; que sólo nosotros sufrimos por amor; que sólo nosotros dedicamos canciones y mandamos mensajitos cursis.
La creencia resulta absurda cuando descubres los correos que tu padre intercambia con una desconocida, y después del enojo que causa ver que le manda mensajes de amor y que utiliza las mismas artimañas que utilizaría cualquier hombre para conquistar a cualquier mujer; notas que detrás de esas acciones están los sentimientos que experimentan todos los enamorados; lo que nosotros sentimos cuando nos enamoramos y estamos en la fase de la conquista.
Pero luego volteas a ver a mamá y comprendes el por qué crees que el amor es cosa de jóvenes. Porque si bien nadie pierde la capacidad de amar y construir amor, parece que todas las madres, al menos las latinoamericanas, lo olvidan o lo ocultan muy bien. Todo esto como producto de esta cultura machista y heteronomativa.
Salvo escasas excepciones, como aquella que te contó mamá de la señora de 70 años que conoció y le contó que tuvo cinco parejas sexuales, una antes del matrimonio y las otras durante. La señora dijo que se llego a enamorar de un joven mientras estaba casada, pero fue incapaz de dejar a su esposo y a sus hijos. Después de contar la historia, a tu mamá se le escapa decir en voz alta que ella sólo estuvo con un hombre, pero que le habría gustado estar con más. Al darse cuenta de lo que ha dicho se sonroja y cambia de tema dirigiéndose hacia la cocina. Internamente piensas que aún puede probar otras cosas y puede estar con muchos hombres pues aún no esta muerta. Y detrás de esa historia y del comentario de tu madre te das cuenta que al parecer las mujeres se niegan tajantemente a buscar otras formas de amor, y ni hablar de sexo con otros hombres. Tal negación al amor se puede deber a que se han tragado la historia del juntos por siempre. La misma que tú te rehúsas a creer, pero la cual tienes tan internalizada que resulta difícil concebir la vida de otra forma. Entonces recuerdas a tu amigo de 50 años que hace semanas sufría por amor, y vuelves a comprobar que el amor existe a toda edad y lo mismo se sufre que se goza; él, tu amigo, está en proceso de ruptura con su pareja de 5 años. Luego te enteras que la pareja de tu amigo, que tiene la mitad de años que él, quiere terminar porque siente que tiene otras necesidades. Pero también sabes que han llegado al acuerdo de continuar con una relación abierta y te das cuenta que si se pueden construir relaciones alternas, aunque al principio suene doloroso por no estar acostumbrado a las múltiples posibilidades que el amor ofrece. Al día siguiente, mientras viajas ves al chófer del camión que detiene el autobús y baja a hablar con una chica de un puesto de frutas del mercado, al subir una sonrisa se dibuja en sus labios, pero cuando se da cuenta que lo miras a través del espejo retrovisor vuelve a poner cara de pocos amigos, pero ya has descubierto que hasta los chóferes groseros de los Dalias Directos pueden amar.
jueves, 10 de octubre de 2013
Amor de barrio, amor de antaño
Vivimos en el mismo barrio, sólo 4 cuadras separan nuestras casas; y a pesar de todo no nos habíamos hablado. Cruzado si, supongo que infinidad de veces en el pequeño mundo que es una colonia. Sabemos las mismas historias que se cuenta sobre la personas, conocimos a los mismos personajes pintorescos que habitan en todo los barrios de todas las ciudades de todos los países de todo el mundo en todas las épocas: la vieja amargada de la tienda; el borrachito; la familia conflictiva; el pepenador; el señor que siempre pasa en su bici silbando.... Y sin embargo nunca nos habíamos topado de frente.
Recuerdo que le conocí en una fiesta en casa de un amigo, que ni siquiera era del barrio, pero a mi me pareció bastante pedante y engreído, así que simplemente lo ignore. De ese suceso harán 3 años a la fecha. Después, después me lo topaba en los camiones, pero nunca supe donde subía o donde bajaba, sólo lo recuerdo ir vestido muy arreglado, pantalones y camisas de vestir, una mochila-maletín a su costado. Yo que siempre iba de jeans y camisetas lo veía y desviaba la mirada hacia la ventana. Él también recuerda haberme visto en el autobús, "con tus jeans y tu perfo siempre me pareciste el chico malo".
Ese día regresaba realmente tarde de casa de mi amiga, estuvimos toda la tarde platicando, comiendo y curandonos la cruda del día anterior. Salí de su casa pasadas las nueve y llegue a la parada del camión en el centro de Ciudad Plateada, a las 9:40, estaba aterrado pues creía que no alcanzaría el último bús que cruza el puente y me traería hasta mi casa en Ciudad Media. Las calles anchas del centro lucían solas, solo brillaba en el asfalto el reflejo de las luces de los semáforos que parpadeaban. Cuando llegue a la parada, un señor me dijo que el último camión estaba por llegar, un poco más tranquilo pero aun agitado me senté en la banca de metal a esperar, justo cuando por el mismo camino por el que yo había llegado apareció él. Otra vez volví a mirar hacía otra parte, pero esperando el tiempo suficiente como para ver que te sentabas en el otro extremo de la banca.
Cuando llego el autobús me preguntó que si era él último y hacía que parte iba. Cuándo supo que ibamos hacía la misma zona me preguntó si podía sentarse a mi lado, yo le dije que no había ningún problema. Cuando conocemos a alguien nuevo, o me presenta ante sus amigos me pide que les cuente donde nos conocimos: "En el último camión Torreón-Gómez-Chapala". Entre las luces neón del camión, sus vidrios polarizados y las cumbias laguneras que resonaban, me pregunto mi nombre y comenzamos a platicar. Fue la primera persona en decirme que le gustaba mi risa, que era sincera y transparente, además de tener una facilidad de brotar a la primera. Yo no recuerdo si reía de nervios, de cansancio, por simpatía o simplemente para coquetearle. Es una lástima que hasta la fecha ninguno de los dos sepa decir en que camión nos conocimos, supongo que yo estaba entretenido en sus ojos y el en mi risa.
Al momentos de bajarnos, nos dimos cuenta que viviamos realmente cerca, él me invito un cigarrillo que yo acepte por cortesía. Entre todo lo que platicamos descubrí que él estaba en la Facultad de Derecho, justo al lado de la mía, y sin embargo, nunca lo había visto por ahí. Me pidió mi numero de celular y ese mismo día hablamos por mensajes de texto. Me invitó a salir al día siguiente, a un café de ambiente que queda cerca de la facultad. Después de varias botellas de cerveza me pidió una cosa: si le podía dar un beso. Yo indignado le contesté -Esos no se piden, se roban!- y lo atraje hacía mí.
Después comenzamos a salir, a visitar su casa, la mía. A escurrirnos por las esquinas oscuras, a ayudarlo a entrar a mi casa a las tres de la madrugada para tener relaciones acallando los murmullos con las manos para que nadie en casa nos oyera. A sacar conocidos mutuos en la colonia, recordar sucesos. Recorrer las cuatro cuadras para ir a la casa del otro. Conocer a su hermana la menor, la única, junto a su madre, que sabe de nosotros. A conocer a mi madre y a mis hermanos. Beber con mis primos que viven intermedio su casa y la mía. A enviarnos cartas. A caminar por la colonia. A regresar juntos del trabajo en un camión rojo amor con luces parpadeantes y cumbias laguneras. A vivir nuestro amor tan de barrio, tan de antes, tan de ahora, tan trasgresor... "Nadando en aguas turbulentas con la rabia de la era moderna, pero con la frágil poesía de otros tiempos"
Recuerdo que le conocí en una fiesta en casa de un amigo, que ni siquiera era del barrio, pero a mi me pareció bastante pedante y engreído, así que simplemente lo ignore. De ese suceso harán 3 años a la fecha. Después, después me lo topaba en los camiones, pero nunca supe donde subía o donde bajaba, sólo lo recuerdo ir vestido muy arreglado, pantalones y camisas de vestir, una mochila-maletín a su costado. Yo que siempre iba de jeans y camisetas lo veía y desviaba la mirada hacia la ventana. Él también recuerda haberme visto en el autobús, "con tus jeans y tu perfo siempre me pareciste el chico malo".
Ese día regresaba realmente tarde de casa de mi amiga, estuvimos toda la tarde platicando, comiendo y curandonos la cruda del día anterior. Salí de su casa pasadas las nueve y llegue a la parada del camión en el centro de Ciudad Plateada, a las 9:40, estaba aterrado pues creía que no alcanzaría el último bús que cruza el puente y me traería hasta mi casa en Ciudad Media. Las calles anchas del centro lucían solas, solo brillaba en el asfalto el reflejo de las luces de los semáforos que parpadeaban. Cuando llegue a la parada, un señor me dijo que el último camión estaba por llegar, un poco más tranquilo pero aun agitado me senté en la banca de metal a esperar, justo cuando por el mismo camino por el que yo había llegado apareció él. Otra vez volví a mirar hacía otra parte, pero esperando el tiempo suficiente como para ver que te sentabas en el otro extremo de la banca.
Cuando llego el autobús me preguntó que si era él último y hacía que parte iba. Cuándo supo que ibamos hacía la misma zona me preguntó si podía sentarse a mi lado, yo le dije que no había ningún problema. Cuando conocemos a alguien nuevo, o me presenta ante sus amigos me pide que les cuente donde nos conocimos: "En el último camión Torreón-Gómez-Chapala". Entre las luces neón del camión, sus vidrios polarizados y las cumbias laguneras que resonaban, me pregunto mi nombre y comenzamos a platicar. Fue la primera persona en decirme que le gustaba mi risa, que era sincera y transparente, además de tener una facilidad de brotar a la primera. Yo no recuerdo si reía de nervios, de cansancio, por simpatía o simplemente para coquetearle. Es una lástima que hasta la fecha ninguno de los dos sepa decir en que camión nos conocimos, supongo que yo estaba entretenido en sus ojos y el en mi risa.
Al momentos de bajarnos, nos dimos cuenta que viviamos realmente cerca, él me invito un cigarrillo que yo acepte por cortesía. Entre todo lo que platicamos descubrí que él estaba en la Facultad de Derecho, justo al lado de la mía, y sin embargo, nunca lo había visto por ahí. Me pidió mi numero de celular y ese mismo día hablamos por mensajes de texto. Me invitó a salir al día siguiente, a un café de ambiente que queda cerca de la facultad. Después de varias botellas de cerveza me pidió una cosa: si le podía dar un beso. Yo indignado le contesté -Esos no se piden, se roban!- y lo atraje hacía mí.
Después comenzamos a salir, a visitar su casa, la mía. A escurrirnos por las esquinas oscuras, a ayudarlo a entrar a mi casa a las tres de la madrugada para tener relaciones acallando los murmullos con las manos para que nadie en casa nos oyera. A sacar conocidos mutuos en la colonia, recordar sucesos. Recorrer las cuatro cuadras para ir a la casa del otro. Conocer a su hermana la menor, la única, junto a su madre, que sabe de nosotros. A conocer a mi madre y a mis hermanos. Beber con mis primos que viven intermedio su casa y la mía. A enviarnos cartas. A caminar por la colonia. A regresar juntos del trabajo en un camión rojo amor con luces parpadeantes y cumbias laguneras. A vivir nuestro amor tan de barrio, tan de antes, tan de ahora, tan trasgresor... "Nadando en aguas turbulentas con la rabia de la era moderna, pero con la frágil poesía de otros tiempos"
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martes, 10 de septiembre de 2013
Me dueles
Te amo y por eso me dueles;
como duele la pobreza, como jode la miseria;
como golpea la injusticia, como quema la violencia.
Me dueles porque somos; porque te permití ser en mi,
porque estoy en ti.
como duele la pobreza, como jode la miseria;
como golpea la injusticia, como quema la violencia.
Me dueles porque somos; porque te permití ser en mi,
porque estoy en ti.
domingo, 1 de septiembre de 2013
A través de las rejas de la sociedad;
del barandal de mi casa,
se cuelan nuestros besos y caricias.
Ansío la noche,
la privacidad del cuarto;
el secretismo de la oscuridad;
la complicidad de la luna sobre tu rostro,
su luz que define tus rasgos, que se filtra por tus poros
y me enamora más de ti.
La pasión de tus embestidas,
mis gemidos acallados.
El peso de tu cuerpo sobre el mío,
dos almas apiladas,
dos seres empalmados.
del barandal de mi casa,
se cuelan nuestros besos y caricias.
Ansío la noche,
la privacidad del cuarto;
el secretismo de la oscuridad;
la complicidad de la luna sobre tu rostro,
su luz que define tus rasgos, que se filtra por tus poros
y me enamora más de ti.
La pasión de tus embestidas,
mis gemidos acallados.
El peso de tu cuerpo sobre el mío,
dos almas apiladas,
dos seres empalmados.
domingo, 7 de julio de 2013
Vos y yo, yo y vos, yo sin voz, la voz de vos, mi vos
De nada sirve que trate de convencerte al decir que las discusiones son dialéctica y eso es bueno para nuestra relación. No peleamos demasiado, es cierto, pero cuando lo hacemos no llegamos a mucho. Ayer y hoy discutimos y se me ocurrió la idea de que esas discusiones son hasta cierto punto buenas, pues nos ayudan a conocernos, a afianzarnos, a aprehendernos; pero da la casualidad de que a ti no te gusta discutir y entonces yo quedo como el camorrero. Si, esto tiene que ver con mi re-actividad ante ciertas cosas de la vida, que soy como un niño que se rebela ante los padres, por eso también andaba en marchas y formo parte de un colectivo político y creo que vivimos en estado fallido y que el sistema esta jodido, o más bien nos jode a nosotros; pero no se trata sólo de creer, sino también de actuar.
Somos muy diferentes, los gustos, la música, las películas, el pensamiento político, las creencias religiosas y muchas cosas más en las que no estamos de acuerdo. A veces son las diferencias lo que nos une, lo que nos atrae, pero otras veces son estas mismas las que nos alejan. Yo pienso mucho y cuando nos conocimos te enredaba con labia, te explicaba conceptos, te decía que yo no quería un relación de novios, porque era heterosexista; hasta eso soy capaz de descender del mundo de las ideas y explicar con todo y ejemplos, no me quedo solo en la chaqueta mental. Y tú parecías aceptarlo un poco, "no llamarnos novios sino pareja", "no regalarnos rosas", "ninguno tiene el papel del hombre y de mujer porque los dos somos hombres", "el amor se construye, no se crea espontáneamente" y muchos otros enunciados. Pero después descubrí que tu prefieres el actuar y no darle tanta vuelta a las cosas como yo, que por tanto pensar puedo caer en pensamientos mórbidos que sólo me deprimen o me hacen entrar en un estado nihilista... esa es otra gran diferencia, así que contigo no puedo tener charlas intelectualoides donde practiquemos el onanismo mental, esas horas las cubrimos con cerveza, aunque aquí me hubiera gustado escribir que las cubríamos con horas de sexo, pero no es así.
Total, yo no sé si saque a colación las discusiones como una forma de dialéctica para excusar mi espíritu pensador y camorrero, o lo hice simplemente porque estoy leyendo a Córtazar y los del Club hacen alusión a la dialéctica; al caso da lo mismo, vos no sabés que es la dialéctica ni te interesa.
Somos muy diferentes, los gustos, la música, las películas, el pensamiento político, las creencias religiosas y muchas cosas más en las que no estamos de acuerdo. A veces son las diferencias lo que nos une, lo que nos atrae, pero otras veces son estas mismas las que nos alejan. Yo pienso mucho y cuando nos conocimos te enredaba con labia, te explicaba conceptos, te decía que yo no quería un relación de novios, porque era heterosexista; hasta eso soy capaz de descender del mundo de las ideas y explicar con todo y ejemplos, no me quedo solo en la chaqueta mental. Y tú parecías aceptarlo un poco, "no llamarnos novios sino pareja", "no regalarnos rosas", "ninguno tiene el papel del hombre y de mujer porque los dos somos hombres", "el amor se construye, no se crea espontáneamente" y muchos otros enunciados. Pero después descubrí que tu prefieres el actuar y no darle tanta vuelta a las cosas como yo, que por tanto pensar puedo caer en pensamientos mórbidos que sólo me deprimen o me hacen entrar en un estado nihilista... esa es otra gran diferencia, así que contigo no puedo tener charlas intelectualoides donde practiquemos el onanismo mental, esas horas las cubrimos con cerveza, aunque aquí me hubiera gustado escribir que las cubríamos con horas de sexo, pero no es así.
Total, yo no sé si saque a colación las discusiones como una forma de dialéctica para excusar mi espíritu pensador y camorrero, o lo hice simplemente porque estoy leyendo a Córtazar y los del Club hacen alusión a la dialéctica; al caso da lo mismo, vos no sabés que es la dialéctica ni te interesa.
sábado, 29 de junio de 2013
Días
Hay días que tengo ganas de ver, ver, ver, y me meto a tumblr o busco una película extranjera, la película la miro no la veo, los tumblr's pasan uno detrás de otro; las imágenes porno, los dibujos, los gift's, el chico del grupo inglés que le gusta a mi hermana con todo y su cabello rizado. Si quisiera observar me iba al parque, a observar a la gente, o subía el bus para quedarme viéndolos de fijo y recordar a mi amigo que me decía -Si los miras tan fijo alguna vez alguien se puede enojar y te va a soltar un putazo- pero a mi me gusta observar a las personas, si se comportan raro, si llevan tatuajes, si llevan ropa que llame mi atención, si son guapos o feos; creo que hay muy poca gente fea, de hecho me atrevería a decir que hay más guapos que feos, sin embargo hay mucha más gente común, que no es guapa ni fea, simplemente no llaman la atención...
Otros días tengo ganas de leer, y leo todo lo que me encuentro; las revistas viejas, los periódicos pasados. Busco en una página de escritores amateurs que escriben historias romanticonas con toques eróticos y a veces porno. Pero no todos actualizan a tiempo sus mini-novelas o "fanfics" y me dejan con las ganas de seguir leyendo, a veces ni siquiera terminan sus historias y yo me veo obligado a buscar otra y leerla, para terminar igual, sin terminar. Otras veces leo libros, y veo nombres que me encantan, el último nombre del que me enamore fue "Etienne", que es francés y se pronuncia hasta la n y suena como "Etienn", yo digo que me gusta para ponerle así a un hijo, pero como son muchos los nombres que me gustan, terminaría teniendo más de 5 hijos para ponerle a cada uno un nombre especial. Me gusta leer de todo, menos lo que tiene que ver con la tesis, aunque últimamente he soñado mucho con ella.
Algunos días simplemente quiero oír música, no quiero leer libros, ni fanfics, ni ver tumblrs ni películas, sólo quiero oír música. Y esos días escucho de todo, aunque últimamente he escuchado a Charly García, cuya música me parece más tranquilizadora que los ansolíticos, también me brinco a Mercedes Sosa, Gustavo Cerati y Liliana Felipe. El nuevo cd de Julieta Venegas me parece casi redondo y magnifico. Alguna que otra canción de lo nuevo de Hello Seahorse! y le paro de contar, porque hay veces que no hago más que oír música.
Hay días de todo, pero lo que más quisiera, son días en que sólo quiera escribir, y así poder terminar mi tesis o al final poder redactar ese cuento que tengo en la cabeza desde hace meses
martes, 4 de junio de 2013
Estos días me hacen sentir como relojito de Dalí
En un ambiente estático, seco y caluroso, insolado me derrito y yazco desparramado, mientras el tiempo se me escurre a gotas; las hormigas se me suben y no quiero ni espantarlas...
lunes, 27 de mayo de 2013
Me gusta....
Me gusta el chico con la boca como de gato, que nunca sonríe en las fotos, pero hace una mueca graciosa;
otro que es extranjero, con ojos grandes y cuyas letras me enamoran;
uno que tiene una barba desarreglada, de más de tres días y los ojos de perrito triste, como Nicolas Cage cuándo era joven y podía gesticular;
uno más con un cabello hermoso, una cara de ángel y una actitud de chico rudo;
hay uno que sale en un video, de no sé quien, con el cuerpo completamente tatuado y eso me agrada;
ésta el chico que vive a unas cuadras, el que me gusta desde que yo era más joven y al cual nunca le he hablado; mi amor platónico, que no es tan platónico, con su sonrisa amplia y sus dientes medio chuecos; el reportero que me topaba en los eventos a donde iba; el amigo de mi amiga que es junkie; el actor porno gringo; el escritor muerto; el obrero con el que me senté en el camión; mi ex; mi amigo que no vive aquí; el tipo que conocí en el antro; el que corría junto a mi en la caminadora; el de la panadería; el actor colombiano...
Probablemente él me guste más que tú, pero nadie te quiere como yo a ti; y nadie me trae esa paz, ni ese sentimiento de alivio, de saber que todo esta bien; ninguno me hace sentir como tú...
otro que es extranjero, con ojos grandes y cuyas letras me enamoran;
uno que tiene una barba desarreglada, de más de tres días y los ojos de perrito triste, como Nicolas Cage cuándo era joven y podía gesticular;
uno más con un cabello hermoso, una cara de ángel y una actitud de chico rudo;
hay uno que sale en un video, de no sé quien, con el cuerpo completamente tatuado y eso me agrada;
ésta el chico que vive a unas cuadras, el que me gusta desde que yo era más joven y al cual nunca le he hablado; mi amor platónico, que no es tan platónico, con su sonrisa amplia y sus dientes medio chuecos; el reportero que me topaba en los eventos a donde iba; el amigo de mi amiga que es junkie; el actor porno gringo; el escritor muerto; el obrero con el que me senté en el camión; mi ex; mi amigo que no vive aquí; el tipo que conocí en el antro; el que corría junto a mi en la caminadora; el de la panadería; el actor colombiano...
Probablemente él me guste más que tú, pero nadie te quiere como yo a ti; y nadie me trae esa paz, ni ese sentimiento de alivio, de saber que todo esta bien; ninguno me hace sentir como tú...
martes, 26 de febrero de 2013
El plan
Días después de las primeras
declaraciones, la madre admitiría que “no estaba al tanto de lo que sucedía en
su casa”, entre tironeos y empujones de la presa, la mujer con los ojos
aguanosos y el semblante altivo hablaba. La opinión pública reprobaba su
conducta como madre, ¿cómo era posible que no supiera lo que ocurría en su
propia casa?; unos la culpaban directamente; otros la compadecían por la
tragedia; pocos decían que era víctima, como tantos, de la sociedad moderna que
aleja a las mujeres de su casa y las fuerza a buscar trabajo. Tal vez todos
tenían razón. Lo cierto era que aún antes del divorcio, ella sola se hacía
cargo de la casa, tres hijos y dos perros no son muy fáciles de mantener. Se pasaba la mayor parte del día ocupada en su
propio negocio de bienes raíces. La única que estaba enterada de lo que pasaba
en la casa era Juana, la empleada domestica, y aunque lo sabia nunca tuvo la
suficiente claridad como para entender.
Ya se le había hecho costumbre oír el
nombre por toda la casa, escuchar sus canciones todo el día y verlos en todos
los rincones: en recortes, revistas y hasta en la ropa. A ella le gustaba la
música pero no en ingles y menos de chavitos, ella era feliz poniendo el radio
a todo volumen mientras hacia el quehacer, pero siempre por las mañana, cuando
no había nadie en casa. Al llegar los niños todo se volvía caos y griterío,
ella llegaba de la “secu” y el más pequeño del “cole”, luego esperaba a que
llegara el más grande y después de servirle de comer se retiraba, dejando la
casa a merced de los tres. A veces se iba con el corazón arrugado como bolita
de papel, había visto crecer a los tres y le causaba un poco de tristeza
dejarlos solos, pero no era tanto el sentimiento como para dejar a sus propios
hijos abandonados en su pequeña casa.
Antes del “accidente”, antes de que le
pareciera sospechoso, antes que todo se saliera de control, Juana estaba
alegre, porque al final los dos más chicos se unían, no importaba que el motivo
fuera ese grupo de música de gringos bonitos. La niña se volvía loca por ellos,
constantemente le oía decir que eran guapísimos, que eran buena onda, que sabía
todos sus gustos; lo cual para ella era inconcebible, pues pareciera como si la
niña los conociera en persona y de toda la vida. El niño pequeño, de 10 años,
poco a poco se involucro junto con su hermana en la adoración del grupo.
Juanita, como los niños le decían de cariño, no lo creyó raro, a decir verdad
el pequeño era muy amanerado, ya se le veía lo mariconcito, y que gustara tanto
de un grupo de chavos bonitos no le era tan extraño. Aunque ella seguía sin
saber bien que les veían a los integrantes de la banda, eran güeritos y sin
mucho chiste, muy “delicados” y vestían muy entallados, de atractivos y
masculinos no tenían nada.
Cuando supuso que eso no era tan norma,
fue cuando encontró en el cuarto del mayor una revista del corazón que tenia a
los miembros de la banda de en la portada, y sin embargo no le dio mucha
importancia a esto, seguramente uno de los niños menores la había dejado
olvidada ahí. Mientras tanto la señora de la casa estaba ausente, como siempre,
y consentía a los niños comprándoles los
cd’s, las revistas, los libros, la ropa, los llaveros, la mochila; toda la
mercadería relacionada con la banda, sin interesarse en lo que tocaban o en sus
propios hijos. Las sospechas de Juanita
de que algo no andaba bien, se vieron redobladas cuando un día por la mañana,
en que el más grande no había ido a la universidad, lo encontró escuchando la
música de la banda en su computadora mientras creía que nadie lo observaba.
Juanita no tenía mucho que decir, ella no
entendía de esas cosas, pero sabía que no era bueno que los tres muchachitos
estuvieran tan obsesionados con la banda. El mayor lo ocultaba bien, su
obsesión por el grupo no era tan evidente, sin embargo ella era consciente de
su gusto y lo podía notar en su forma de vestir que imitaba a la de los
integrantes del grupo. Lo único que
agradecía era que sus dos hijos estuvieran tan alejados de esa realidad como
para que se vieran afectados.
Mientras que para los medios de
comunicación y para la propia banda fue sinónimo de éxito el hecho de que las
entradas para sus conciertos fueran agotados en minutos, para miles de
fanáticos, y para los tres muchachos, esto represento una tragedia. Mamá había
dicho que les dejaría ir, y que compraría boletos para los tres, el mayor iba
de chaperón, pues la presentación seria fuera de la ciudad y los dos menores de
edad no podrían viajar solos. Sin embargo, cuando quiso no pudo conseguir ningún
boleto disponible y los revendedores pedían un precio exorbitante que ella no
estaba dispuesta a pagar.
¿Cuándo se les ocurrió tan malévolo plan?,
nadie sabría decirlo con exactitud, ni los mismos involucrados. Por medio de
las redes sociales es que sabían todos sobres sus ídolos, lo que habían hecho,
donde habían estado y con quien. Era un poderoso instrumento para sentirse
parte de sus vidas, y los miembros de la banda y su manager lo sabían a la
perfección. La idea para el plan fue tomada por la adolescente, de otro artista
juvenil del momento; la estrella había estado haciendo caridad, y entre sus
múltiples actos de bondad (mercadotecnia) había conocido a una niña desahuciada
por el cáncer y cumplió su sueño de darle un concierto privado. Cuando la hermana de en medio conoció la historia, y
supo que a sus ídolos adolescentes le había dado por hacer caridad, se le
ocurrió el plan, era sencillo, o al menos a ella le parecía. Para poder
conocerlos, sólo tenía que haber una desgracia semejante en la casa, subir un vídeo a Internet que llamara la atención de la banda y que ellos lo
contactaran.
Compartió su idea con el hermano menor, a
manera de broma mientras veían la televisión juntos. El pequeño, siguiendo en
tono de juego, creyó que sería fantástico. Luego ella misma se lo hizo saber al
hermano mayor, que pareció no darle importancia. A los pocos días la idea
parecía haberlos poseído a los tres, tanto como el grupo mismo. No fue
necesario hablarlo en secreto, pudieron discutirlo abiertamente una de tantas
tardes en que su madre los dejaba solos.
¿Quién sería el afectado? El hermano mayor
estaba descartado, era muy grande para ser admirador de la banda y no causaría tanta
compasión… ¡compasión!, eso era lo que necesitaban, alguien tierno, tan
adorable y desahuciado que provocara cumplirle todos sus deseos. No cabía duda
que el hermano menor era la persona perfecta para interpretar al personaje. El
niño tenia una cara adorable y siendo presa de un mal incurable sería la
encarnación perfecta de un querubín o un santo. Así que después de haber
elegido al afortunado hermano que los acercaría a sus ídolos, tocaba el turno
de discutir cual de tantos males que pueden afectar a los niños sería el
perfecto para el chiquillo.
Habían pensado en algún tipo de cáncer
terminal, alguna leucemia, pero era poco probable que el niño padeciera esto, y
ningún médico estaría dispuesto a seguir con dicho plan, menos la madre, que debería
al tanto del estado de salud del pequeño. Tenía que ser algo rápido, un suceso
que de un momento a otro cambiara la vida de hermano menor, pero al mismo
tiempo algo tan dramático e impactante como para levantar simpatía. Pensaron en
un intento de suicido producido por el bulling que el niño sufría, pero el niño
no era víctima de bulling, antes bien era adorado por todos en el colegio; un incendio
tal vez podría dejarlo deforme y provocar lástima, sin embargo ponía en riesgo
la vida de todos y sería sumamente doloroso; o tal vez un accidente en coche
donde el chico terminara cuadripléjico o al menos sin poder caminar, pero un accidente en coche requería de mucha
organización, debía ser algo más simple, pero que lo dejara lo suficientemente
dañado.
Después de mucho pensar y discutir, de
debatir pros y contras, decidieron que un niño afectado de sus capacidades
motrices sería el mártir perfecto, un pequeño niño que no puede correr, ni
nadar, ni jugar fútbol despertaría mucha ternura. Así que el plan fue simple,
aventarlo de las escaleras centrales de la casa, si era necesario más de una
vez hasta que obtuvieran el resultado esperado, claro, sin pasarse de la mano
como para que el niño terminara muerto y con el todas las esperanzas de conocer
a sus ídolos.
Los dos chicos no supieron explicar cómo
habían obtenido las agallas para comenzar, ni dijeron quien fue el que lo
empujo de las escaleras la primera vez, pero si dijeron que después de la vez
primera el pequeño yacía tirado sollozando al pie de las escaleras. El hermano
mayor alertado por la hermana le dijo que lo recogiera y le subiera de nuevo
para volver a tirarlo por si no había quedado con suficiente daño, así lo hizo
y repitieron la operación. Después de la segunda caída, cuando vieron el
cuerpecito tirado en una posición incómoda hasta para un contorsionista, y que
de su sien brotaba un hilito de sangre, se les paso la excitación del momento.
Ella conmocionada salió gritando a la calle, arrepentida confesó ante los
vecinos atónitos que habían salido de sus casas para ver que ocurría y quienes
no comprendían que pasaba hasta que vieron salir de la casa al mayor de los
tres hermanos con el chiquillo en brazos.
La banda emitió un comunicado en el cual
se deslindaba los hechos, así mismo se mostraba muy triste e indignada y
lamentaba lo acontecido aquella tarde en una ciudad cuyo nombre jamás habían oído
en su vida. Ambos hermanos terminaron
recluidos en la correccional de menores, después del proceso se decidiría su
cambio a la penitenciaria regional. Su madre estuvo presente durante todo el
juicio, sólo hasta que éste término pareció esfumarse de la ciudad. La única
que visito a los chicos hasta el día que estos salieron libres fue Juanita,
para cuando esto sucedió la boyband se había separado hace mucho tiempo.
lunes, 18 de febrero de 2013
Someone's lover
Viene a la casa cuando no hay nadie y yo sé que tenemos tiempo. Hace algunos años salimos pero nunca llegamos a ser novios y en este último mes se dio el reencuentro. Es grato estar con él y platicar sobre libros, películas y arquitectura. En algún momento me plática de su novio pero a mi no me importa, me cuenta sobre el perrito husky que compraron juntos; o del llavero que le regalo para su cumpleaños; sobre como se conocieron y los lugares a los que van. Pero a mí en realidad no me importa, yo sólo quiero que pasemos un buen rato, que los vecinos no lo vean y que se vaya antes de que alguien llegue a casa sin avisar. Al finalizar sus visitas, tendido semidesnudo en la cama mirando hacia el techo, pienso que siempre quise ser el amante de alguien.
lunes, 4 de febrero de 2013
Tan contradictorio como el mismo sistema
"Vivimos en una sociedad antagónica y estos antagonismos nos atraviesan a nosotros. Nos declaramos anticapitalistas pero tenemos la cabeza llena de ideas generadas por el capitalismo. Nos declaramos procapitalistas pero en la práctica cotidiana luchamos de mil maneras contra la agresión del dinero y por hacer las cosas de otra forma. Nuestra existencia es una existencia contradictoria y en la lucha contra el capitalismo tenemos que reconocer y manejar estas contradicciones, no buscar una pureza revolucionaria que no puede existir."
John Holloway
viernes, 25 de enero de 2013
Terapia
Me pregunto que hubiera pasado si no estuviera en terapia psicológica desde hace casi un año. No sé si escribiría más, me doy cuenta que desde que empece el blog la cantidad de entradas decrece a casi la mitad del año anterior. Tal vez seguiría confundido, definitivamente muchas cosas me confunden pero tal vez seguiría en esa adolescencia que sigo sin dejar ir del todo. ¿Habría terminado la carrera y hubiera brindado con los amigos, como lo hice? o ¿la habría dejado en un receso indefinido? A lo mejor para estas fechas ya tendría una ulcera gástrica enorme y muchos kilos de más. Tal vez seguiría sin pareja como hasta ahora, o puede que tendría un novio que me hiciera tan infeliz como feliz. Puede que en esa vida que no sucedió terminara sucumbiendo a los ansiolíticos, y continuara escribiendo textos finos cargados de pasión y amargura. Que descuidara más mi imagen y mi cuerpo no sería cosa rara. Y si se me trepara lo nihilista más de lo común puede que terminara odiando a todos más de lo que ya lo hago. Los amigos no serían tan importantes y seguiría enclaustrado en mi cuarto con los libros y las películas online sin tener la oportunidad de vagar por toda la casa. Tendría la mirada extraviada en la nada, escurriéndose por el cielo limpio de nubes. Tal vez me angustiaría tanto el verlo con su nuevo amigo besarse enfrente de mi que terminaría corriendo en busca de un baño para vomitar. El engaño descubierto vía Internet hubiera terminado con mi fe en la humanidad. Soñaría despierto y como un sonámbulo recorrería las calles para no despertar y enfrentarme a la vida. Y me sentiría mal logrado al no tener dinero para comprar ropa cara. La muerte me hubiera tomado por sorpresa y hoy sentiría ese hueco que, si no sabe como taparse, forma un agujero negro que traga todo lo que hay a su alcance. La soledad se sentiría más y por eso inventaría más tragedias. Temería más a la vida de lo que ya lo hago. Seguiría frustrado contra el sistema pero encausaría esa frustración de la manera incorrecta y terminaría dedicando mi vida a una batalla épica e interminable y por lo tanto sin ganadores, en vez de las pequeñas batallas que emprendo día con día y que me hacen sentir glorioso.
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