Viajaba de regreso a mi casa, eran aproximadamente las 12 de la noche cuando me puse a pensar, a pensar en muchas cosas. Y me di cuenta que tenía mucho tiempo sin pensar profundamente, sin reflexionar lo que he hecho y estoy haciendo. Últimamente actuaba por pura inercia, dejándome llevar por la situación, sin sopesar lo que hacía.
De mi momento filosófico a bordo de un camión que regresaba de Puerto Vallarta, saque muchas conclusiones. Fue un momento de lucidez en medio de este paisaje que se dibujaba borroso, como un espejismo en medio del desierto donde vivo, producto de las altas temperaturas.
Sin embargo de mis pensamientos luego escribiré, así como también de las experiencias vividas en este viaje. Por lo pronto me siento cansado físicamente, pero vigoroso anímicamente.
A veces cuando menos lo esperamos... vemos más claros... la oscuridad o la ceguera que teniamos se desvanece... aunque sea por un momento... lo importante es que hacer con ese rato de lucidez...!!!
ResponderEliminarCuidate^^!!!
Aunque te parezca que no, creo que todos los días reflexionamos, siempre estamos registrando lo que nos pasa y evaluando sus efectos sobre nosotros mismos, continuamente, aunque no siempre somos capaces de sacar conclusiones. Casi nunca somos capaces de sacar conclusiones de inmediato. Y llega ese momento mágico, que sin saber muy bien el porqué, sin un motivo aparente, nuestra mente reclama nuestra atención y nos saca a la luz lo que estuvo elaborando... Eso es para mí un momento de lucidez. Enhorabuena por disfrutar de uno de ellos. Ya contarás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Un libro me conto que cuando tenemos esas platicas reflectivas con uno mismo, son más bien platicas con nuestro ángel de la guardía.
ResponderEliminarYo le creo al libro.